domingo, 14 de junio de 2015

NARCISO Y LOS MONOS VOLADORES

¡Hola!
Dos años y unos días desde el estreno de LA MULA en cines.

Aquel día tenía que haber sido la consecución de un sueño o por lo menos, el fin de una pesadilla.  Y,  para muchos lo fue, al menos un pequeño triunfo, sí que fue. Su trabajo por fin llegaba a la gran pantalla y recibía justas críticas. Aplausos. La recompensa por el trabajo bien hecho. Premios. El homenaje a nuestros abuelos.

Pero yo sentía un gran dolor porque sabía que podía haber sido mucho más grande la recompensa. "La Mula" es una gran película y no porque la haya producido yo, si no porque la han hecho todos los que han trabajado en ella; eso es así.

Sentía un enorme dolor por haber tenido que luchar contra el egoísmo y el ego desorbitado de un director "narciso" y por aguantar las injurias de sus amigos "los monos voladores".

Intentaba encontrar consuelo por haber hecho feliz a algunas personas, mientras me llovían las hostias que me tuve que tragar sin remedio, ya que mis justificaciones me ridiculizaban.  Díficil consuelo que me ha ayudado a mantenerme a flote. Eso, y dos cursos de Reiki, dos años de Yoga y un año de terapia. Recuperando el equilibrio y tratando de dominar la ira, ya que la ira también duele.

Y sin embargo,  todavía no he podido cerrar el capítulo.  ¿Por qué?  Pues por un lado, porque sencillamente todavía no se ha terminado de hacer justicia.

Michael Radford suma varias condenas y en breve recibirá una nueva, cuyo total supera el millón de euros.

Integral Film, la empresa de Alfred Huermer, el productor alemán, supera el medio millón.

Algunos se han ido de rositas pero aunque hemos ganado todos los pleítos, los condenados todavía no han pagado un euro de las cuantías que deben y si Gheko Films cobrara lo que se le debe, saldaría todas sus deudas.

Me indigna esta situación. Yo, como productor de la película, empecé a preparar con todos los contratos firmados y me engañaron. Los coproductores recibieron dinero y se lo quedaron.

La condena contra Integral, lo aclara específicamente, el Sr Alfred Huermer se lucró indebidamente cuando se quedó dinero para él, en vez de transferirselo a Gheko Films para que pudiera pagar los costes de la producción.

Y, esto se tiene que saber.

Se tiene que saber que los coproductores recibieron dinero, se lo metieron en el bolsillo y después se dedicaron a enredar, difamar y sabotear la producción con la intención de quedarse con el resto del dinero de la película, y con todos los futuros ingresos de la película y  sin pagar un céntimo.

Esto se tiene que saber porque actuaron deliberadamente. Esos desalmados me han causado a mi,  un daño moral enorme y también, al igual que a muchos pequeños empresarios y a otras personas normales y corrientes, que han colaborado en la película, un daño económico irreparable.

Las sentencias consuelan pero aún así no consigo cerrar las heridas. No sólo por los problemas económicos, si todavia duele es porque no consigo contestarme a algunas preguntas: ¿en qué me equivoqué?  ¿Cómo no lo vi a tiempo? ¿En qué momento podía haber evitado la batalla?

Aquel día de estreno, eran mil preocupaciones. Tenía que haber sido un día de alegría que compartir con mis seres queridos, el premio después de años de esfuerzo titánico. Me acompañaban mis hijos, mi marido, mi familia, mis amigos, mis feas, el equipo de fans mulero, el calor de los amigos y las familias de los actores y los miembros del equipo. Me daban las gracias por haber luchado tanto y yo sentía un dolor inmenso. un nudo en el estómago. Lo sigo sintiendo ahora, mientras escribo estas linéas.

¿Qué tenía que haber hecho para hacerlo mejor? ¿Quizás tenía que haber claudicado ante las amenazas? Jamás habría cobrado un euro nadie. Se iban a quedar con todo el dinero y yo perdería el derecho a poner reclamación alguna. Pero, ¿a lo mejor hubiera evitado el secuestro del negativo? ¿A lo mejor el director se podría estar pavoneado delante del público presentando la película? Pero, Dios sabe que lo intenté, intenté llegar a un acuerdo por el bien de la película y fue imposible. No querían que se terminara, no querían que se estrenara. O sacabamos adelante la película, los que la sacamos juntos esos días o jamás vería la luz.  Había que estrenar y terminar con el juego dramático en el que nos había metido el director.

De pronto me acordé de mi abuelo. De su naufragio. De mi naufragio. Del honor. De cómo dió su vida con honor y de cómo yo había defendido la película con honor. Yo no había engañado a nadie, me habían engañado, cómo me había defendido de la estafa, en silencio, ante los juzgados, con honor.  Tragándome las hostias, las injurias. Con paciencia. Confiando en que la verdad siempre llega.

Y la verdad ha ido llegando, a trompicones. Aunque la verdad a pocos interesa.

Y digo a pocos porque a alguien le ha interesado y hace unas semanas, me ha invitado a dar una conferencia sobre la producción de "La Mula". Para que al compartir la experiencia, ayudes a otros a no cometer los mismos errores. Así que en principio los títulos que barajabamos eran: "10 cosas que no debes hacer cuando produces una película" o "qué hacer cuando todo lo que podía ir mal, va mal".  Lamentablemente no conseguía estructurar una conferencia basada en esos temas. Pedí ayuda. Consulté a un coach que se ofreció a ayudarme a prepararla.

Mi coach, me empezó a hacer las mismas preguntas: "¿en qué te equivocaste?" . "Contraté a la persona equivocada para dirigir la película", contesté yo. "¿Contrataste demasiado rápido?", "sí, quizás no escuché a los que me avisaron que era un director conflictivo. Pero conmigo fue encantador durante los dos años y medio previos antes de empezar a rodar, entonces se convirtió en Mr. Hyde, cuando ya me tenía pillada". ¿No podías parar la producción?", volvió a preguntar. "No, en ese momento ya estás con el barco en plena tormenta, navegando cuesta arriba y contra una ola gigantesca y ya no puedes dar marcha atrás, ya no puedes irte corriendo a la playa. Tienes que mantener el rumbo y sujetar el timón bien firme" y le conté la historia de mi abuelo.  "Has sido una persona muy fuerte" me dijo él, "en tu negocio lo más complicado debe de ser la gestión de egos".

Efectivamente, en mi negocio los egos tienden a engordarse hasta el punto de metamorfosear personas en monstruos pero, no es un problema exclusivo del mundo del cine. Una de mis abogadas una vez me dijo: "Se conoce a los psicópatas através de sus víctimas" y añadió "es muy difícil reconocer a un psicópata si no has visto a uno antes, pero a partir de ahora, los verás venir. Esto no te va a volver a pasar."

Entonces, ¿qué he aprendido yo de esta experiencia para que pueda ayudar a alguien a que no le pase lo mismo?

Aunque es díficil distinguir a una persona con un ego enorme de un narcisista, sobretodo en el mundo del cine, dónde los egos enormes son verdaderamente enormes, el narciso sólo y exclusivamente se quiere a sí mismo. Te seducirá y se mostrará encantador mientras se va haciendo con una legión de monos voladores que predispondrá contra tí. Así cuando lance su ataque, tus defensas serán atacadas por los monos que le siguen y sentirás que has perdido toda credibilidad.

Por eso, mi consejo es que si notas algo raro y tu instinto, que en el fondo es lo único que tienes, te dice que algo no va bien, huye lo antes posible, porque si no, cómo nos sucedió a nosotros, será demasiado tarde cuando lo descubras y no te quedará más remedio que luchar con todas tus fuerzas.  Rodeáte de gente de confianza absoluta, aguanta el tirón y pelea hasta acabar con él.

Cuando termines con él, te dolerá haberte puesto a su nivel. Perdónate y déjalo ir.

Así lo he ido superando yo.

Alejandra