miércoles, 22 de junio de 2011

La cabra siempre tira al monte

Rodaje en Lopera
Para hacer películas no hay que estar loco, solo hay que saber como financiarlas.  Como muchos saben, la financiación proviene del dinero de los contribuyentes vía subvenciones a fondo perdido o vía créditos baratos que, si las cosas se tuercen, no hay ni que devolver, además esa financiación se puede dedicar a pagar  el sueldo de los productores y los  gastos de la productora; el negocio es redondo (al menos lo era cuando las arcas públicas estaban a rebosar) ¿Qué la película es mala? ¿Qué no se cuidan los guiones? ¿Qué no se promociona? Bueno… ¿Y qué? Da igual, todo vale. El dinero ya está en el bolsillo antes de hacerla. No tiene riesgo. 

Lo malo es, cuando un productor arriesga su propio dinero y tiene que recuperarlo en la taquilla porque su patrimonio está en manos de la taquilla. Ese productor tiene que cuidar la película, el guión, la realización, tiene que revisar hasta la última coma de cada contrato porque se lo juega todo y si las cosas se tuercen, sacará las uñas y los dientes por defender su película y sacarla adelante. Ese productor es independiente, es un empresario. Ese productor soy yo. 

Por supuesto que yo firmé todos los contratos de co-producción. Sin estos contratos es imposible que una película obtenga el certificado provisional de aprobación a la co-producción, requisito necesario para obtener la línea de crédito ICO, como  también es imposible que obtenga el aval de Audiovisual S.G.R.  Por no decir que hubiese sido una absoluta temeridad empezar con la producción.  Sin embargo SGR  e ICO entendieron que los contratos firmados eran perfectos y suficientes.

Los contratos estaban y están firmados y las fuentes de financiación eran de total confianza. Al ser institutos  públicos los que financiaban la aportación de los extranjeros. Nuestra inversión propia tenía un riesgo controlado y la fe ciega en el guión y en el actor principal me alejaban del miedo. Había que empezar a rodar, si surgían problemas con los coproductores, los contratos del UK Film Council y del Irish Film Board aseguraban que se harían cargo de la producción. Eran socios “blue-chip”, así los llaman los anglosajones…. De “primera clase” se traduciría aquí.

Sin embargo los co-productores nos decían que eran incapaces de ofrecer esos contratos como garantía para conseguir el préstamo de 1,2 millones de euros que necesitaban para cumplir con parte de sus obligaciones financieras, pactadas y firmadas por ellos mismos.  Resultaba que para los bancos y prestamistas eran mejores mis avales y mis garantías, que los del UK Film Council o los del Irish Film Board. El dinero se les podría prestar a los co-productores pero solo lo avalaría mi productora.  ¡Vaya sorpresa! La “blue-chip” era Gheko Films.

De los avales se pasó a las exigencias más duras y me presionaron para que firmara contratos que obligaban a mi productora: A ceder el % que le corresponde a Gheko por los derechos internacionales a Workhorse a cambio de una libra. Y, a devolver el préstamo de Workhorse con el dinero de las subvenciones y contratos españoles sin deducción ninguna.

El problema era que ese dinero está destinado a pagar a trabajadores españoles y no a avalar o pagar prestamos de coproductores extranjeros.

Así que, Michael Radford se marchó del rodaje cuando no cedí y le dije que ni iba a firmar tales contratos ni iba a dejar sin pagar a mi equipo.

Los “blue-chip”, esos organismos públicos cuyos contratos firmados con los co-productores aseguraban que en caso de que los co-productores simplemente anunciaran que no trabajarían, se harían cargo de la producción, lejos de reprobar la conducta de Radford, la apoyaron y nos volvieron a sorprender.  Nos comunicaron que el rodaje debía pararse porque querían obtener un beneficio fiscal de Irlanda y si el rodaje terminaba o se gastaba más del 25% del presupuesto, cosa que ya se había gastado… perderían dicho beneficio ¿Nos pedían parar el rodaje, poner en riesgo una producción de casi siete millones de euros por un hipotético beneficio fiscal? Las condiciones no se daban y además los co-productores no habían ingresado el dinero en la cuenta de la producción para obtener el beneficio.

¿Qué sentido tenía todo esto?

Los “blue-chip”, los “top-executives” del cine europeo, nos habían mentido.

El préstamo que pedían los co-productores nunca fue necesario, ya que el dinero de los “blue-chip” , según nos comunicaban los co-productores, ya se había depositado “milagrosamente” en una cuenta del banco en Irlanda a nombre de la película y ya había generado el beneficio fiscal.   Cuando nos los dijeron, no nos lo creímos, así que exigimos que nos enseñaran el comprobante y para demostrarlo, nos enviaron la confirmación de que el dinero estaba depositado en Irlanda y junto al beneficio fiscal sumaba la cantidad de 1,2 millones de euros.

Curiosamente esta era exactamente la misma cantidad que los co-productores pedían prestada y que pretendían que yo devolviera.

De la noche a la mañana pasaban de no poder disponer de los fondos a haberlos ingresado y generado el beneficio fiscal en Irlanda. Había 1,2 millones de euros en una cuenta en Irlanda, a nombre de la película y Radford seguía en Londres, ausente del rodaje que continuaba en Granada, según sus propias explicaciones, para eludir responsabilidades personales por no pagar a sus trabajadores.  

Lo que viene a continuación ya se sabe, a día de hoy los co-productores no han puesto su parte de la financiación, Michael Radford nunca más movió un solo dedito para continuar con su trabajo, el ministerio de cultura ha hecho todo lo posible por impedir el estreno de la película.

¿Pero y el dinero? ¿Qué ha pasado con 1,2 millones de euros?

Le pedí al juez mediante querella criminal que lo investigara y sigo esperando a que ordene la investigación. Mientras tanto, solo me queda hacer suposiciones.

Los “blue-chip” en declaraciones a Screen International aseguraron que devolvieron el dinero a las arcas públicas porque Radford ya no estaba en el rodaje. Qué raro…  a nosotros nos mandaron el comprobante después de que Radford se marchara del rodaje. 

Los co-productores, hasta hace poco, aseguraban que el dinero aun estaba en una cuenta a disposición de la película pero que hacía falta que se cumplieran unas condiciones para liberarlo.

Ese dinero, dicho sea de paso, nosotros los españoles, jamás lo íbamos a ver porque no es nuestro, es de los extranjeros y debería haber pagado al equipo extranjero.  Sin embargo, de nuevo, nos imponían a nosotros una serie de condiciones que esperaban que firmáramos ya que nosotros, al ser también acreedores, intentaríamos cumplir.  Porque, eso sí, para pagar deudas no se podían hacer “milagros” … 

La lista de condiciones, sine qua non, incluía  de nuevo algunas condiciones imposibles y otras tan descaradas que siempre nos acaban llevando a hacernos la misma pregunta.

¿Y si ese millón doscientos mil euros ya no existiera porque se lo hubieran gastado?

Estaba claro que el dinero del UK Film Council y del Irish Film Board se ingresó en Irlanda. Generó un beneficio fiscal y el total se depositó en una cuenta a nombre de la película. 

¿Y si ese dinero hubiese salido de esa cuenta y se hubiese volatilizado? No podrían pagar a los trabajadores ni a los comisionistas que intentaban poner el cazo.

Alguien debió pensar que estaría bien pagar con los ingresos de la parte española, ya que esta desconocía por completo que esta transacción se había hecho satisfactoriamente. Le podrían decir al productor español que tenían que pedir el préstamo ellos pero que lo tendría que devolver ella y que no se preocupara porque los “blue-chip” le devolverían el dinero para pagar los gastos en España. Al fin y al cabo, nadie duda de los “top-executives” que dirigen los “blue-chip”, y ella que parece una joven productora ingenua que solo piensa en hacer una buena película y no en saquear las arcas públicas, no dudaría.   Todos debieron pensar que aquello era muy buena idea y se pusieron en marcha.

Lo malo es que sí que dudé y me resistí. Me negué y su plan no funcionó.

Si el dinero se había volatilizado y tenían que devolverlo, tendrían un problema y alguien debió pensar que todavía podían solucionar la papeleta y en la lista de condiciones añadió una:  recuperar el dinero (sin haberlo puesto aun en la película) en primer lugar, desde el primer euro que entrara de los ingresos de la película.   

Esto no pagaba las deudas ¿O sí? Con la nueva política de reparto del 50% de los ingresos entre el productor y los “blue-chip”  , mitad del dinero iría destinado a devolver el dinero a las arcas públicas y la otra mitad a pagar a los acreedores. Alguien debió pensar que así podrían salir las cuentas. Solo tendrían que solucionar el último escollo: ¿cómo pagarían la deuda a la productora española? Tan simple como exigiendo que renunciara a ella, ella misma,  unas cuantas condiciones más abajo, recordándole en esa misma lista que por algo estaba el propio Ministerio de Cultura Español bloqueando el estreno y arruinándola.

Pero, bueno esto, como he dicho, son simples conjeturas que se deducen de la documentación que nos mandaron los co-productores, ya que, como dicen en mi pueblo… "La cabra siempre tira al monte".

Y yo, que soy tan testaruda como una "MULA" no acepto condiciones imposibles, ni me asusto ante las amenazas. 


Alejandra Frade
    


viernes, 3 de junio de 2011

MINISTERIO DE INCULTURA

No deja de sorprender que en el Ministerio de Cultura se cuestione la nacionalidad española de la película LA MULA, que cumple sobradamente con todos los requisitos, pero que además lo utilice como pretexto para no  expedir el certificado cultural de la película clama al cielo.  

Para obtener el certificado cultural, es necesario que:

al menos el 75 por 100 del elenco de autores, que a estos efectos son el director, el guionista, el director de fotografía y el compositor de la música; y de los actores y otros artistas que participen en la elaboración de la película; y del personal creativo de carácter técnico, así como el resto del personal técnico que participe en la misma, esté formado por personas con nacionalidad española o de cualesquiera de los otros Estados miembros de la Unión Europea, de los Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, o personas que posean tarjeta o autorización de residencia en vigor en España o en cualesquiera de dichos Estados, siempre y cuando la película reúna al menos dos de los requisitos siguientes:

a) Tenga como versión original cualquiera de las lenguas oficiales en España.
b) El contenido de la película esté ambientado principalmente en España.
c) El contenido de la película tenga relación directa con la literatura, la música, la
danza, la arquitectura, la pintura, la escultura, y en general con las expresiones de la
creación artística.
d) El guión de la película sea adaptación de una obra literaria preexistente.
e) El contenido de la película tenga carácter biográfico, o en general refleje hechos o
personajes de carácter histórico, sin perjuicio de las adaptaciones libres propias de
un guión cinematográfico.
f) El contenido de la película incluya principalmente relatos, hechos o personajes
mitológicos o legendarios que puedan considerarse integrados en cualquier
patrimonio o tradición cultural del mundo.
g) La película permita un mejor conocimiento de la diversidad cultural, social,
religiosa, étnica, filosófica o antropológica presentes en la sociedad europea.
h) El contenido de la película esté relacionado con asuntos o temáticas que forman parte de la realidad social, cultural o política española, o con incidencia sobre ellos.
i) En el relato cinematográfico, uno de los protagonistas o varios de los personajes
secundarios estén directamente vinculados con esa misma realidad social, cultural o política española.
j) La película se dirija específicamente a un público infantil o juvenil y contenga
valores acordes con los principios y fines de la educación recogidos en la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación o la norma que en su caso la
sustituya”.

Con respecto al primero de los requisitos, aquel de carácter general, la película para la cual se solicita el certificado cultural no sólo cumple con la exigencia de que al menos el 75 por 100 del elenco de autores, actores y personal creativo de carácter técnico, esté formado por personas con nacionalidad española o de cualesquiera de los otros Estados miembros de la Unión Europea, si no que el 100 por cien del personal de la película cumple tal premisa.

En cuanto a la exigencia de concurrencia de al menos 2 de los otros diez requisitos enumerados con las letras de la a) a la j), no solo cumple dos, si no que cumple la totalidad de los previstos. Así:

a) La versión original de la película está rodada en castellano.

b) El contenido de la película está ambientado en la Guerra Civil Española en tierras andaluzas, y rodada en la provincia de Córdoba. Por tanto, la obra está ambientada completamente en España.

c) El contenido de la película tiene relación directa con la literatura, puesto que se trata de una adaptación de la novela de Juan Eslava Galán que lleva por nombre, igualmente, “La Mula”.


d) El guión de la película es una adaptación de la obra original homónima del autor Juan Eslava Galán, por supuesto, preexistente.

e) El contenido de la película tiene carácter biográfico, puesto que narra las aventuras de un cabo acemilero durante la contienda, personaje basado en la persona del padre de Juan Eslava Galán, autor de la novela, y como evidencia toda la información y documentación de la que dispone el ICAA, incluida copia íntegra de la cinta, refleja hechos y se refiere a personajes de carácter histórico, ambientándose la película durante la Guerra Civil Española.

f) El contenido de la película incluye elementos mitológicos o legendarios integrados en el patrimonio o tradición cultural del mundo porque la estructura narrativa de “La mula” está realizada utilizando la técnica del “viaje del héroe”, analizada por Joseph Campbell y que se puede observar en un sin numero de narraciones, literarias y cinematográficas a lo largo de la historia. Técnica que aplica los postulados del psicoanálisis (especialmente de la escuela de C.G. Jung) al estudio de las mitologías y de personajes arquetípicos. Estos arquetipos, suelen existir en mayor o menor medida en todas las películas. Los personajes épicos o arquetípicos tienen su origen en la mitología griega, que es la mayor fuente de narrativa épica occidental y si comparamos la historia de nuestro protagonista, Juan Castro , con la de la mayoría de los héroes griegos, entre ellos, Teseo, Perseo, Hércules y otros, encontraremos muchísimas similitudes.

g) La película permite un mejor conocimiento de la diversidad cultural, social, religiosa, étnica, filosófica o antropológica presentes en la sociedad europea. Desarrollándose la película en el marco de la Guerra Civil Española, el conocimiento de nuestra historia permite, sin duda, una mejor comprensión de nuestro presente y nuestro futuro. La realidad social de la España de la Guerra Civil facilita la comprensión de nuestros rasgos culturales y sociales actuales.

h) El contenido de la película está relacionado con asuntos o temáticas que forman parte de la realidad social, cultural o política española, o con incidencia sobre ellos.

i) Todos los personajes de la obra están directamente vinculados con esa misma realidad social, cultural o política española.

j) La película se dirige a un público infantil o juvenil, de acuerdo con la calificación obtenida por la misma, siendo el grupo de edad del público al que debe ser destinada: “12 años”. Además, contiene valores acordes con los principios y fines de la educación recogidos en la L.O. 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Así, defiende los principios de equidad, igualdad de oportunidades, la no discriminación, el favorecimiento de la libertad personal y del esfuerzo individual. Promueve la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la justicia. Favorece la educación en la prevención de conflictos y la solución pacífica de los mismos, lo cual se consigue aprendiendo de los errores del pasado, con base en el alegato antibelicista que sustenta la película. Mostrando la realidad social de la época en la cual transcurren los hechos, trata de favorecer el desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.  Del mismo modo, comparte los fines del sistema educativo español: el pleno desarrollo de la personalidad y las capacidades del individuo, a través de la figura de su protagonista; la educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y en la tolerancia, puesto que la cinta constituye una crítica en clave de humor a los acontecimientos bélicos surgidos en nuestro país a finales del 36, lo que sin duda fomenta una actitud pacifista en el público al que se dirige. Promueve el desarrollo de las capacidades del individuo, fomenta su creatividad, su iniciativa personal y su espíritu emprendedor, a través de la narración de las aventuras y peripecias que mueven a su protagonista por todo el recorrido de la obra. Favorece el respeto y reconocimiento de la pluralidad lingüística y cultural de España, ambientándose la historia en Andalucía y hablando la mayoría de los personajes andaluz, incidiendo así en la interculturalidad.

Todos estos extremos debían haber sido constatados por el Director General del ICAA con arreglo a la documentación –incluida copia íntegra de la película-que obra en el expediente que se tramita en dicho organismo y que de sobra conoce.

Sin embargo, fundamenta su arbitraria resolución en el hecho de que la obra “no tiene reconocida la nacionalidad española”. 

Así las gastan en el Ministerio de Incultura Español. El Ministerio de Cultura no existe.

Alejandra Frade