Todavía andaba yo buscando dinero para “La Mula” cuando me devolvió la llamada un ejecutivo americano que mueve un fondo de muchos millones de dólares para invertir en películas de cine. Le expliqué la estructura financiera de la peli y le pedí el “gap” (desfase) que me faltaba para completar la financiación.
El americano alabó mi trabajo: “has conseguido financiación de más de diez fuentes distintas, ¡bien hecho! Si todos esos ponen dinero, será porque tienes un buen proyecto. Sin embargo no me interesa entrar en esa estructura, es tan inestable como un castillo de naipes.”
Son este tipo de comentarios los que se te quedan y los que recuerdas después.
Meses más tarde, con la peli financiada, Radford me intentaba convencer para cambiar la estructura de co-producción, reemplazando al co-productor alemán por un co-productor irlandés. Su amigo y productor Simon Perry, al mando del Irish Film Board (IFB), le había prometido financiación y por eso quedamos para hablar en el Festival de Sevilla: “cuando me dijiste la primera vez que necesitabas conseguir toda esa financiación, pensé que nunca lo lograrías. Ahora que lo has conseguido, sí que me interesa tu proyecto,” me dijo Perry.
Todavía no podíamos darle el “greenlight” (luz verde) a la peli.
Perdonad la cantidad de anglicismos que utilizo. La verdad, es que en inglés se consigue expresar en una sola palabra lo que en castellano cuesta dos o tres, y por eso en el cine, hablamos una especie de “spanglish” desde los tiempos de Samuel Bronston y más allá.
O sea; que no podíamos comenzar con la preparación de la producción, porque estábamos pendientes de una de las subvenciones alemanas.
Y Radford, volvía a traer a su amigo Simon Perry, un inglés, un peso pesado en el mundo de la producción europea, que le había producido varias películas, entre las cuales estaba su primer éxito “1984” y también su primer fracaso “White Mischief”, que había pasado por varios institutos públicos y que ahora, desde el IFB, controlaba los fondos para la producción irlandesa.
Ya teníamos al UK Film Council y ahora quería entrar el IFB, dos socios “blue-chip” (de primera clase), ver: http://lamulalapelicula.blogspot.com/2011/06/la-cabra-siempre-tira-al-monte.html , que podrían darle estabilidad a mi “castillo de naipes”.
Y con este, entraban los dos vehículos necesarios para poder disponer de los fondos: el co-productor irlandés que tendría que solicitar la ayuda, Tristan Orpen Lynch, que también era miembro del consejo del IFB y una empresa de post-produción, cuyo dueño resulta que es el presidente del IFB.
En España, estas intimas relaciones serían, por lo menos, escandalosas pero como Irlanda es un país con una producción cinematográfica pequeñísima, este tipo de relaciones, un tanto “endogámicas”, se solucionan con una especie de protocolo de buenas practicas contra los conflictos de intereses que puedan existir entre las partes.
Desconozco, hasta la fecha, a pesar de haberlo solicitado y habiendo interpuesto una querella contra ellos, si a la hora de tomar decisiones con respecto a “LA MULA”, Simon Perry como director general del IFB y amigo íntimo de Radford, Tristan Orpen Lynch, consejero del IFB y co-productor de “LA MULA”, James Morris presidente del IFB y post-productor de “LA MULA” se acogieron a dicho protocolo.
Y me pregunto si James Hickey abogado de la producción irlandesa de “LA MULA” y actual director general del IFB, se ha acogido a este.
En cualquier caso, pensé que no era ético dejar al productor alemán fuera. Al fin y al cabo, él me había ayudado a conseguir la ayuda de Eurimage, además yo no conocía de nada a los irlandeses y hacer una producción con desconocidos era una idea que no me gustaba nada. Por eso no accedí a la propuesta de Radford de substituir al co-productor alemán e intenté buscar una solución salomónica.
Finalmente el productor alemán entró a formar parte de la producción española y de esta manera accedí a cambiar la estructura de co-producción Hispano-Anglo-Alemana por una coproducción Hispano-Anglo-Irlandesa.
Había llegado el momento de darle el “greenlight” a la peli. La película estaba financiada y los socios eran “blue-chip”, mi castillo de naipes bastante más solido. Así que yo adelantaría una pequeña cantidad de dinero mientras un banco francés preparaba la documentación para descontar sus contratos. En un mes me devolvería el dinero Workhorse y durante ese mes, Radford haría las correcciones necesarias para acortar un guión demasiado largo.
Pero ese mes se convirtió en varios meses, los “blue-chip” no se descontaban en ningún banco y Radford me transmitió el mantra que había recibido de Simon Perry, durante la producción “White Mischief”, que dice así:
“Get them pregnant” que sería algo parecido a “que muerdan el anzuelo”
Y para ilustrarlo me contó como Simon Perry había “preñado” a los inversores de su “White Mischief”, y como para recuperar su inversión, estos tuvieron que gastarse una fortuna en abogados. Esto le divertía mucho a Radford.
Yo escuché detenidamente su relato, y le contesté : “Michael, en este caso, la preñada soy yo.”
Efectivamente, había mordido el anzuelo.
Había empezado la película como el que empieza la construcción de una casa, y cuando ya la tenía casi acabada, tiraron del anzuelo y me dejaron como pececillo fuera del agua. Asfixiada.
O ponía la película a su nombre, o me paraban el rodaje… (o me pones la casa a mi nombre o te paro la obra…)
Gracias a la ayuda de mi familia, mis amigos y a los héroes que me han ayudado a terminar la película, la acabé y el día 1 de septiembre llevará un año en el ministerio de incultura, esperando a ver la luz… Su “greenlight” definitivo.
...pero ese es otro tema... sobre el que tendremos noticias muy pronto...
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