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¿Y a cuento de qué viene
esto? Os preguntaréis… pues viene a cuento de que una de las veces que han intentado
ofender mi dignidad ha sido precisamente en un despacho del ministerio de
cultura, bajo el mismo techo que una ministra socialista.
Así que: ¡no nos vendas la moto Elena Valenciano!
Así que: ¡no nos vendas la moto Elena Valenciano!
Primer round:
Estábamos casi terminando
el rodaje de LA MULA y por aquel entonces estaba, como subdirectora del ICAA,
Beatriz de Armas.
Beatriz me llamó por
teléfono para explicarme que los “malos” (ver La cabra siempre tira al monte ) se habían puesto en
contacto con el director, hoy ex-director del ICAA, Ignasi Guardans y que
necesitaba que por favor le contara mi versión de la historia. Así lo
hice.
Al ver que el director del
ICAA se interesaba por los problemas de mi producción le solicité una reunión y
además entregué por registro de entrada en el ministerio un informe completo
con todo lo que estaba sucediendo. Más tarde descubrí que el interés de
Guardans por mi producción se debía a que los “malos” le habían pedido ayuda y
que Guardans les había contestado, lo
mismo que a mi: que él no podía interferir en asuntos de productores y que se
inhibía del tema. Aun así, los “malos”
continuaron insistiendo y advirtieron a Guardans que este asunto acarrearía
consecuencias negativas para las futuras co-producciones.
No sé a qué “futuras coproducciones”
se referían. Tal vez tenían idea de participar en más proyectos como habían
hecho con el mío: sin poner un euro y presionando al productor hasta que
cediera todos sus ingresos…. ¿Era ese el modelo que pretendían para sus
“futuras” co-producciones? O ¿Era ese el modelo de sus “pasadas”
co-producciones y que yo me había negado a seguir? Desde luego, una cosa está
clara: no les cabía en la cabeza que yo les había salido rana y que no lo
habían conseguido conmigo.
Es un alivio que los ex altos cargos de Inglaterra,
Irlanda y de mi madre patria estén los tres en la puñetera calle. Y lo digo por
mis colegas productores que ¡de buena se han librado!
En cualquier caso, creo que
le debió costar bastante a Guardans mojarse con este asunto, ya que no fue
hasta meses más tarde que volví a saber de él.
Concluía el montaje de la
película. Ya había llegado mayo, faltaban pocos días para que comenzara el
Festival de Cannes.
Mi abogado, que entonces
era Vicente Arias, me comunicó que Ignasi Guardans le había llamado y le había
trasladado dudas sobre la nacionalidad de la película. Estaba asombrado y me
pidió que llamara a Guardans para aclarar este tema.
Le llamé pero no estaba en
ese momento y me devolvió la llamada un rato más tarde.
Recuerdo que noté que
estaba nervioso, no me dejó a penas hablar, comprendí que esa llamada no era
para aclarar dudas, lo que quería era transmitirme un mensaje: “Si no llegas a
un acuerdo con los ingleses y si lo que
pretendes es hacer la película tú sola, no te daré el certificado de película
española y se perderá la ayuda de Eurimage ¿eres consciente de esto?”
Claro que no lo era.
Le contesté que toda esta
situación no la había provocado yo, que esta situación la habían provocado los
coproductores incumplidores y el director, al abandonar la película, que yo
había cumplido con mis obligaciones y más.
Le dije que todo el dinero que había recibido lo había destinado a hacer
la película, que yo había aportado fondos propios y que los coproductores
incumplidores no podían decir lo mismo. Le recordé que él ya me había
comunicado por escrito, mediante un correo electrónico, que se inhibía y que
como bien había dejado claro él mismo, este era un asunto entre coproductores. También
le recordé que mi abogado le había solicitado una reunión para explicarle en
detalle toda la situación, que nunca me había recibido y le pregunté que a qué
se debía este cambio de actitud y en qué podría afectar al certificado de
película española.
El Sr. Guardans no me
contestó, simplemente me repitió que como intentara presentar la película
enteramente española, sin el acuerdo de los ingleses, que no aprobaría el
certificado.
Como Guardans me había
dicho muchas veces que no quería saber nada del tema pensé que se trataba de un
malentendido. Le expliqué pacientemente que presentaría la película tal y como se
había producido; que a pesar de que Workhorse (la productora de Radford) no
había cumplido con sus obligaciones financieras no se podía negar que existía
una contribución en servicios, que parte de esos servicios se habían pagado con
dinero prestado por mi productora, que por lo tanto, no era mi intención
presentar la película como solo española y que en cualquier caso, habría que
esperar a que la película se terminara, porque antes no se puede presentar
solicitud para certificado alguno.
Como vio que yo todavía no
había entendido que lo que me decía no era negociable, lo repitió: “si no
llegas a un acuerdo, no te daré el certificado.”
La verdad, es que seguía
sin comprender. Lo último que te imaginas es que el director del ICAA, que está
ahí para la promoción y el fomento del cine español, o sea, para ayudarme,
pretendía todo lo contrario. Pretendía que llegara a un acuerdo con los malos…
así, sin ton ni son… Además me sorprendía su tono prepotente. ¿Era ese el
Guardans que había denunciado a un vigilante del aeropuerto del Prat, que le
obligó a descalzarse, por abuso de autoridad? ¿el defensor de los derechos de
los ciudadanos frente a la arbitrariedad de la administración? ¿en base a qué
me quería obligar este hombre a ceder ante los “malos”? ¿qué estaba diciendo?
Le pregunté que si estaba
afirmando que no le daría el certificado de película española a una película
cuyo autor de la novela es español… los actores españoles… casi todos los
técnicos españoles… Guardans me interrumpió y me dijo que se lo miraría muy
bien y que lo dejáramos así. Le dije que eso era lo que tenía que hacer,
mirarlo tan bien como con todas, y nos despedimos.
Lamentablemente la cosa no
la dejó ahí.
Guardans se marchó al
festival de Cannes, a pasearse por la Croisette, a hacerse las fotos con los artistas
(le chifla) y a reunirse con los “malos” para preparar el segundo round.
Continuará…
Alejandra Frade
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